El periodo postcosecha es clave para restaurar la salud del suelo y asegurar la calidad de la próxima producción. Te mostramos cómo lograr a bajo costo: regenerar fertilidad, mejorar la estructura y preparar el suelo para el siguiente ciclo productivo.
Una vez finalizada la cosecha, comienza una etapa estratégica para asegurar el éxito del próximo ciclo agrícola: la recuperación y preparación del suelo. Omitir este proceso puede comprometer seriamente la productividad futura, especialmente en un escenario marcado por el cambio climático, la degradación de los suelos y la creciente demanda por prácticas sustentables.
Frente al alto costo que implica el uso intensivo de productos químicos para el control de plagas y enfermedades, la aplicación de microorganismos eficaces se presenta como una solución natural, efectiva y accesible. Esta tecnología permite regenerar el suelo, mejorar su estructura, reactivar su microbiología benéfica y reducir la incidencia de plagas y enfermedades, dejando el terreno listo para una nueva temporada productiva, más eficiente y rentable.
¿Por qué son importantes los trabajos de postcosecha?
Durante la temporada de cultivo, el suelo sufre un desgaste físico, químico y biológico: se compacta, pierde nutrientes esenciales y disminuye su diversidad microbiana.
Si no se toman medidas tras la cosecha, la fertilidad natural se deteriora, afectando directamente la calidad y el rendimiento de las futuras plantaciones.
Acciones esenciales para recuperar el suelo
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Reponer la biología del suelo mediante la aplicación de microorganismos eficaces, como EM-1®, que promueven la fermentación de la materia orgánica, mejorando la estructura del suelo y aumentando la disponibilidad de nutrientes.
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Incorporar materia orgánica de postcosecha y/o enmiendas orgánicas, como compost o residuos de cultivos. Los procesos en el suelo continúan activos durante el receso vegetativo, aumentando las reservas de nutrientes y sustancias bioactivas en el suelo.
Estas prácticas no solo mejoran la salud del suelo, sino que también reducen la necesidad de recurrir al alto costo en productos de control de plagas y enfermedades.
Acciones complementarias para la recuperación permanente del suelo:
- Reducción gradual de productos químicos:
La disminución del uso de pesticidas y fertilizantes químicos no solo preserva la salud del suelo, sino que también reduce la exposición a sustancias dañinas para la salud humana y el ecosistema en general. - Incorporación de materia orgánica:
La adición de compost y enmiendas orgánicas enriquece el suelo en nutrientes, a la vez que reduce la necesidad de insumos químicos, promoviendo prácticas agrícolas más sostenibles y a menor costo. - Rotación de cultivos:
La rotación de cultivos, una práctica ancestral, mantiene la salud del suelo evitando la degradación de nutrientes específicos y fomentando una mayor biodiversidad. - Cobertura del suelo y corredores biológicos:
El uso de cultivos de cobertura y la creación de corredores biológicos fortalecen la biodiversidad del suelo y previenen la erosión, fortaleciendo la fertilidad del terreno. - Reposición de minerales y microorganismos:
La reintroducción de minerales y microorganismos benéficos restaura la salud del suelo, mejorando los indicadores de calidad de los cultivos. - Labranza mínima y reciclaje de residuos de cosecha:
La reducción de la labranza y el reciclaje de residuos agrícolas conservan la estructura del suelo y su materia orgánica, ayudando a mitigar la erosión.
Implementar estas estrategias permitirá enfrentar los desafíos actuales de la agricultura, promoviendo una producción más rentable.
¿Por qué elegir Tecnología EM™ en tu manejo postcosecha?
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Mejora la estructura y retención de agua, clave frente a la sequía.
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